Este texto está pensado para los habitantes del resto del mundo. Aunque los argentinos disfrutarían mucho de leer sobre Argentina, hay dos motivos por los cuales esto no va dirigido hacia ellos:
Uno, puede ser que se encuentren en el pequeño grupo que reniega de su identidad y de los que creen que cualquier cosa es mejor que su hogar. Si es así, lo siento por ustedes, ya tienen bastante pesar con su vida.
Por otro lado, si son como yo y llevan la bandera en el corazón o si incluso, también como yo, decidieron profundizar más y la llevan en la piel, me lamento al informarles que no podré decir nada que no sepan.
Ahora sí, para intentar contestar esta pregunta tengo que recurrir a nuestra música popular, mundialmente famosa: el tango. Un género atravesado por la nostalgia, por un pasado que duele y se añora. Pasan las generaciones y, aunque su popularidad haya bajado, gran parte de su esencia vive en el gen argentino.
Otro de los motivos es que estamos lejos, allá abajo, casi al fin del mundo, y sin embargo nos las ingeniamos para poner personas en lo más alto: yo vivo en España actualmente y, como buen argentino, soy futbolero. ¿Quién es el máximo ídolo de la historia del Real Madrid? Di Stéfano, argentino. ¿El máximo ídolo de la historia del Barcelona? Messi, argentino.
Y no hablo solo de fútbol o de deporte, trascendemos en Medicina con tipos como Favaloro, en Literatura con Borges, o incluso tenemos un personaje como el Che Guevara, que es un ícono en todo el planeta.
Lamentablemente, escribo esto hoy porque esta semana falleció la persona más importante del mundo para muchos. Hasta el Papa era argentino.
Pero ojo, no solo nos destacamos en cosas buenas, de hecho somos quizá el pueblo más humano que haya existido jamás y, como humanos, falibles. El mundo últimamente nos ve como un país con una inflación demencial, con un presidente caricaturesco y con una crisis constante. ¿Para qué te voy a hablar de cinco presidentes en una semana o de un Mundial de fútbol organizado para tapar la peor masacre de nuestra historia?
Pero hay algo que, aunque pobres, subdesarrollados, corruptos o corrompidos, nos hace sentir que somos el mejor país del mundo. ¿Será que cada vez que decimos de dónde venimos al de enfrente se le dibuja una sonrisa en la cara? ¿Será porque tratamos a todos como si fueran de los nuestros y no importa si hay mucho o poco, todo lo queremos compartir?
Como dije, yo vivo en España, hace mucho me fui de Argentina, como tantos otros, en busca de las oportunidades que mi querido país no me ofrecía.
¿Y qué dice eso de vos? ¿De tu país? ¿Si te gusta tanto, por qué te fuiste?
Esa pregunta me la hicieron mil veces y mil veces contesté lo mismo: de Argentina te vas físicamente, por trabajo, por estilo de vida o por lo que sea, pero Argentina no se va nunca de vos. A cada parte que vayas, algo de tu sangre, de tu pasado, de tu historia te recuerda que sos argentino y que esa cualidad es única y todopoderosa.
Sabés que siempre se puede estar un poco peor y, sin embargo, también sabés que vas a estar bien. Que todo pasa, que todo vuelve y que todo se repite. Sabés resolver sobre la marcha, aunque sea con alambre.
¿Que somos un poco agrandados? Puede ser, pero ¿no es válido estar orgullosos por lo lejos que llegamos teniendo en cuenta lo abajo que siempre nos toca empezar?¿Que en el fragor de la historia hayamos sufrido invasiones, guerras, dictaduras y, sin embargo, sigamos orgullosos de ser lo que somos?
¿Cómo no voy a hablar de Argentina? Si me fui creyendo que iba a encontrar algo mejor, y terminé buscándola en cada comida, en cada canción, en cada encuentro.
Porque que te quieran es lindo, sí. Pero no hay nada más lindo que quererse a uno mismo.
Y nosotros nos queremos.
Asi que perdonenme, pero voy a seguir hablando de mi país.
Y como dice nuestro himno: ¡Al gran pueblo argentino, salud!
Si leíste hasta acá y te gustó el texto, te hizo pensar, sentir, te dio bronca, lo amaste o lo odiaste, me gustaría que me lo hagas saber.
No te pido un gran análisis, un par de palabritas están bien, ya sea en los comentarios o en privado.
Si no te gustó, también me gustaría que me lo digas.
Se ha sumado mucha gente nueva a este newsletter en donde escribo sobre lo que pasa en mi cabeza, y me gustaría saber que te pasa a vos, en la tuya, cuando lo lees. ¡Gracias!
¿Te gustaria ayudarme a hacer crecer este proyecto?¿No imaginas tu vida sin ese mail cada domingo y no querrías que desapareciera?Existe una manera que vos me des una mano y, por mas raro que suene en estos tiempos, es gratis.
Solo necesito que le compartas a alguien este texto, que te suscribas a el newsletter, a Youtube o a Spotify o que me sigas en Instagram. Cuanta más difusión tenga, más cerca estoy del objetivo (si te preguntas cuál es, ya somos dos).
Una vez más, gracias por leer y nos vemos el domingo.
Share this post