Gonzi en Persona
Gonzi en Persona Podcast
Voy a dejar de escribir #55
1
1
0:00
-3:58

Voy a dejar de escribir #55

1
1

¿Qué hubiera pasado si no hubiera abandonado?

Quizás si no hubiera dejado la magia, hoy sería un mago prestigioso, viajaría por el mundo con mis espectáculos.
Si hubiera seguido haciendo stand up cuando empecé, quizá hoy trabajaría de eso, me codearía con los precursores que hoy veo por YouTube.
Si después de recibirme hubiera seguido con el periodismo, hoy quizá estaría cubriendo los partidos de Boca y no mirándolos por televisión a 12.000 kilómetros.
Creo que se entiende el concepto, ¿no? Me pesa muchísimo todo lo que podría haber pasado si no hubiera cedido ante la primera hostilidad de una actividad que me gustaba genuinamente. Ahora hay un concepto derivado del de “generación de cristal” que habla de la poca tolerancia al fracaso, y aunque yo ya pasé los treinta, quizá en eso sí fui un precursor: nunca toleré no ser tan bueno como quería ser. Y para eso hay un antídoto que nunca falla: no hacer. Si abandono, si no me la juego, si soy espectador y no protagonista, no pago nunca los platos rotos de exponerme y no ser suficiente.
Este es un tema del que escribí mucho, quizás me estoy repitiendo en un loop interminable, pero cuando creí que lo tenía resuelto, me vuelve a ocurrir: hace más o menos dos años que mi cabeza y yo nos pusimos de acuerdo en algo: quiero escribir, me gusta, voy a intentar hacerlo lo más que pueda. Esto fue creciendo exponencialmente y yo fui tomando confianza, creyendo que esta vez sí, que había encontrado ese “algo” que ocupaba el espacio vacío de todos los “qué hubiera pasado” que tenía sobre mi espalda. Empecé a dedicarle más tiempo, más energía, escribí una novela, creé más de 60 textos, hice cursos, tutorías, talleres. Alimenté mi pasión con el afán de no dejarla mirar a otro lado, aislándola y diciéndole todos los días que era lo más importante de mi vida para que no se escapase. Y durante un tiempo funcionó, lo hice sin pesar, con disfrute, pero hace un tiempo que apareció algo más, un anhelo que no sé de dónde salió pero pisó con fuerza e hizo temblar toda la estructura que yo tenía armada. Lo escondí durante un tiempo, lo callé. Me dije que no valía la pena, que era solo un capricho. Pero ese anhelo se resistió a dejarme, se mantuvo estoico ante mi negación y siguió mostrándome sus bondades y lo bueno que podía ser una vida a su lado. Ahora yo me siento entre la espada y la pared, observando cómo otra vez el 100% de mi energía deja de estar depositada en una sola cosa y pierde fuerza para diluirse en más de un ofertante.
Tengo una amiga a la que le gusta hablar de las multipasiones: ese tipo de personas que les gustan muchas actividades y las desarrollan todas. Yo siempre fui más de “el que mucho abarca, poco aprieta”. A la vez, cada vez que estuve en esta situación y me bajé de un barco para subirme a otro, la situación fue la misma: una disciplina reemplazada por otra que luego es reemplazada por otra y así sucesivamente, dejando como saldo un eterno “¿qué hubiera pasado?”
¿Qué hago entonces? Si todos los caminos llevan a Roma y en Roma no me dejan entrar, ¿cuál tiene que ser mi siguiente paso? Mientras escribo esto pienso en abandonar la escritura y me parece un gran error. Realmente lo disfruto. ¿Pero voy a poder desarrollar una nueva actividad sin dejar de lado esta? No quiero dejar de escribir, pero tampoco quiero dejar de hacer otras cosas.
Ahora es cuando me vendría bien ser alguno de esos que no fui, hacer un truco de magia y encontrar la respuesta, un monólogo que al menos le encuentre la gracia a todo esto o una investigación para saber qué carajo quiero hacer. O quizás sí fui todos esos, los sigo siendo y cada uno vive en mí. Quizá no abandoné sino que los transformé en algo distinto, más complejo, más abarcativo. Quizá eso nuevo que quiero probar me venga a dar herramientas para seguir desarrollando mi escritura y en ella esté canalizando todos mis otros yo.
Cuando este texto parecía que no tenía cierre, cuando mis dudas volvieron y la incertidumbre me llevaba para el lado del abandono, lo volví a hacer: cerré los ojos, recordé las palabras mágicas y ¡zas! Todo se resolvió. Calixto1 lo hizo de nuevo.

Calixto en acción justo antes de hacer volar a un niño por los aires.

1

Mi nombre artístico de mago.


Si leíste hasta acá y te gustó el texto, te hizo pensar, sentir, te dio bronca, lo amaste o lo odiaste, me gustaría que me lo hagas saber.

No te pido un gran análisis, un par de palabritas están bien, ya sea en los comentarios o en privado.

Si no te gustó, también me gustaría que me lo digas.

Se ha sumado mucha gente nueva a este newsletter en donde escribo sobre lo que pasa en mi cabeza, y me gustaría saber que te pasa a vos, en la tuya, cuando lo lees. ¡Gracias!


¿Te gustaria ayudarme a hacer crecer este proyecto?¿No imaginas tu vida sin ese mail cada domingo y no querrías que desapareciera?Existe una manera que vos me des una mano y, por mas raro que suene en estos tiempos, es gratis.

Solo necesito que le compartas a alguien este texto, que te suscribas a el newsletter, a Youtube o a Spotify o que me sigas en Instagram. Cuanta más difusión tenga, más cerca estoy del objetivo (si te preguntas cuál es, ya somos dos).

Una vez más, gracias por leer y nos vemos el domingo.

Discusión sobre este episodio

Avatar de User